Nuestros modos de percibir definen cómo habitamos el mundo. Nuestra capacidad perceptiva se despliega y proyecta constantemente:
Habilita diversas formas de relacionarlos.
Los activa.
Captamos los estímulos del entorno a través de nuestros sentidos que, hoy sabemos, son muchos más que cinco. Estos otros sentidos asociados completan la recepción de todas las sensaciones que experimentamos: la temperatura (interna y externa), el dolor, la forma, el movimiento, el equilibrio,
la percepción de los límites de nuestro propio cuerpo y del espacio, entre otras.
Seleccionamos la información que nos brindan estas primeras sensaciones según ciertos determinantes previos – desde nuestro sistema de creencias hasta la época del año – y que se van construyendo y transformando a lo largo de nuestra vida.
Esta paleta de condicionantes colorea nuestra percepción al definir el modo en que organizamos y procesamos la información sensorial, determinando qué notaremos, qué resaltaremos como importante.
Damos sentido a estos estímulos recibidos, mediante la interpretación que hacemos de ellos, formando experiencias, ideas, memoria. En cada momento de nuestra trayectoria vital, notamos y/o se vuelven relevantes elementos diferentes, a la vez que significamos y resignificamos la información que nos brindan, según nuestros modos de interacción con el ambiente, es decir, según de qué manera percibimos el mundo.
elegimos adherir a un paradigma o bien ponerlo en duda, confrontarlo o proponer alternativas activando pensamiento crítico.
Significamos cada experiencia de manera personal, donde
la capacidad orgánica de aprehender es sólo una parte.
Desde cada versión de quienes somos durante nuestra vida y en cada contexto único, significamos lo que percibimos de manera singular (probablemente irrepetible).
Entonces lo que percibimos no es, no podría ser una copia idéntica del mundo físico.
¿Qué aprehendemos de lo
que el mundo nos muestra?
¿Qué emerge de nuestra intervención y nuestra interpretación de él?
¿Cómo valoramos la mirada que nos devuelve en el intercambio?
¿La tenemos en cuenta?
¿Qué traje nos ponemos
para el encuentro?
Colabora con Silvina Martínez desde el 2019, investigando, creando y poniendo en práctica programas y artilugios para acercar el arte y la educación. Dirigió el Centro de creación GRANER y el Festival SÃLMON. Se desempeñó como gestora independiente liderando AREAtangent, un espacio utogestionado referente en la ciudad de Barcelona. En la actualidad es co-directora artística del Teatro L’Artesà del Prat del Llobregat. Su práctica y su hacer han estado en esta última década centrados en crear pasarelas de conocimiento artístico entre América del Sur y España.
Se dedica a verificar que es lo que hay a la mano, además de suficiente es muy revelador, y se declara en estado de investigación permanente.
En los últimos años dedica su práctica a la arquitectura, arte y diseño con límites imprecisos entre disciplinas, ya que le gusta navegar “entre” o “al borde de”. Su transcurso por la UNESCO en programas Mercosur de desarrollo sostenible a partir de la creatividad le permitió experimentar la línea fina entre pensamiento artístico y vida cotidiana que ejercen numerosas comunidades de la región
En 2013 crea con Gabriela Antenzon un espacio de investigación integral centrado en la creación de obras artísticas a partir de materiales de descarte industrial, la construcción de un archivo vivo de materiales conjuntamente con la universidad, y un espacio de pensamiento accionador colectivo.
En el 2022 Feboasoma abre una nueva sede física en el barrio de Barracas – Buenos Aires como taller de experimentación colectiva y espacio de residencia de investigación artística.
A Cristina Alonso y Silvina Martínez no les interesan las fronteras de ninguna clase. Ni las físicas ni las del conocimiento.
Cultivan “la vida suficiente” a través del arte, como forma de estar presentes de manera consciente hoy.
Es una investigación sobre la percepción. Visibiliza de qué se compone el pensamiento creativo y cómo puede ayudar a la ampliación de la conciencia, proponiendo métodos para medir cuánto nos transforma ese proceso.
Incorporar el pensamiento artístico en la escuela.
Para enseñar y aprender contenidos tradicionales
y nuevos, habilidades sociales y de relación con el
entorno poniendo en práctica procesos creativos
de artistas contemporáneos.
Dispositivos artísticos que ensayan nuevas maneras de medir una experiencia de contacto con el arte, ya fuera eventual o de largo alcance, adaptados a las necesidades propias de cada espacio cultural.
Experiencia con personas
de 5 a 12 años
Aprender a partir
del pensamiento
artístico
a través de procesos donde la creación abre alternativas al pensamiento lógico.
Evaluamos los asuntos que nos interesan según un valor que acordamos previamente.
A través de proyectos de mediación artística e investigación de los atributos cualitativos de la experiencia cultural, estamos desarrollando métricas específicas a partir de una valoración no numérica.
El alcance de una experiencia artística es sutil, no siempre se manifiesta de manera evidente y trazable.
Hacernos las preguntas correctas, es
el verdadero comienzo.
En el marco del festival Sälmon 2020 (Barcelona, España), La Bacanal fue la propuesta en la que 12 artistas abrieron y compartieron con el público sus prácticas durante todo un día.
La dirección artística del festival nos propuso medir el impacto de esa experiencia en las personas asistentes, a través de una dispositivo que fuera en sí mismo una experiencia artística
O más precisamente ¿qué es lo que esperamos que acaben transformando nuestras propuestas?
Un artefacto que pueda acompañarte durante todo un día, donde puedas volcar tus sentires, modificarlos a gusto, según el devenir de la experiencia ¿analógico o digital?
Antes que nada, plantearnos
las preguntas adecuadas.
Cuál es el pulso que deberíamos tomar de una
propuesta que plantea una manera diferente de
relacionarte con el arte: esta vez, siendo parte.
¿Estaría el público consciente
de la propuesta que le ofrecíamos?
¿Y al cabo de experimentarla,
algo particular se habrá revelado?
¿Y para qué serviría esa experiencia
nueva en la vida cotidiana?
Un híbrido analógico-digital: elegimos un
artefacto que con sus colores recordara a
quien lo portaba la importancia que tenía
para nosotrxs que volcara en él su opinión.
Un plegado de papel, con señaladores móviles
que indican, en un gradiente de colores, la
intensidad de nuestra experiencia.
En el dorso, un código QR permite el acceso
a un video instructivo sobre cómo utilizar el
dispositivo, para 3 categorías: público general,
gestores/as culturales y niños/as.
A Lala Deheinzelin, quien compartiera con nosotras su
conocimiento y particular visión del mundo, ambos fueron
simiente de este proyecto.
A Nuria Boó y César Compte por acercarnos su mirada literaria.
Imágenes: Feboasoma agradece especialmente a Laura
Giménez Biato, Julieta Barone, Rigra de Alvear, Anabela Castignoli,
Carolina Coronel, Valeria Bruni, Alba Goldman, Paula Curcio,
Lorena Gómez y Juliana Camiolo por sus investigaciones sobre
materiales de descarte, algunas de cuyas fotos forman
parte de este sitio.